sábado, 16 de julio de 2011

Noche irónica de avión

Después de tanta espera llegó el día de ir a París y todo estaba listo. Hubo que cambiar de maleta a última hora porque el maletín que me dejó mi tía simplemente no se podía cargar. Estaba como contrahecho; tenía ruedas pero no se quedaba parado y las manijas eran muy largas. inestable. yo no podía andar así por los metros de parís. entonces la prima adorada trajo su maleta moderna y todo funcionó. Anda en todas las direcciones y uno la puede empujar desde cualquier esquina. es como el prosche de las maletas. yo feliz.

La sala de espera estaba llena absolutamente. yo cansadísima me estaba durmiendo en la silla desde las cuatro de la tarde, en ese calor, esperando a montarme en el avión y deconectarme de este planeta ahora sí. Pensando en mis paseos parisinos, en los chouqttes, en shakespeare and co. Pensando en ir a ver brillar en sena sentada en la puntica de la isla san luis. no es nada extravagante lo que quiero ir a hacer a paris. solo a ver que todavía estén los escenarios uqe tengo en la cabeza. aunque ya muchos amigos se fueron y la vida de todos es distinta. pero al menos que las esquinas se queden, que los olores persistan. necesito verificarlo.

La gente en la sala de espera me llamaba la atención porque venían de muchos países. no pensé que bogotá fuera una ciudad de conexión tan importante pero había italianos, franceses obviamente, muchos inglese, chinos, y gente como de indonesia; un tipo que parecía el papá de los boy boy palaboy. la misma cara: yo muerta de la risa interna y el twiter sin funcionar maldita sea. La sal no sala y el tuiter no tuitea se me ocurrió en un momento y no lo pude tuitear; ni tampoco que es un poco vergonzoso cuando el observado se da cuenta de que es observado. Vergonzoso para el que observa quiero decir..

Finalmente nos subimos al avión y me tocó en una fila de cuatro personas, entre tres manes, siendo yo la segunda de derecha a izquierda. a mi derecha un señor italiano que se durmió desde que se sentó en la silla y a mi izquierda un holandés con cara de colombiano. La charla la inició el que iba sentado en el extremo izquierdo. Colombiano, con toda la pinta de francés; ojos azules y peinado moderno, camiseta de rayas y un bigote de esos que se usan ahora. Es el director de arte de la revista don juan. rompió el hielo preguntándole al holandés que cuánto tiempo había estado en bogotá y el tráfico y lo demás...tatata...yo callada. Los dos tenían buen humor y cuando hablaron del estado de bogotá para recibir el sub 20 pues no pude más y solté la risa y desde ahí hubo buena conversa mientras se subían los miles de personas, acomodaban maletas, le daban teta a bebés, trabajaban en sus ipads. y una fila de barranquilleros adelante nuestro que no cerraban la boca. sin embargo les reconozco que hicieron el mejor chiste de la noche , que contaré más adelante.

Tengo que irme en este minuto pero ya vuelo a escribir de la mejor parte...

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