martes, 16 de junio de 2009

deeesspaacioo

Paris me recargó de energía. Me calmó, me dio buena onda. Mis amigos allá me consintieron, me hicieron sentir que el mundo es un lugar seguro en el que todo sale bien.
Según un libro que leí ese es el sentimiento que uno debe aprender cuando es niño. La mamá debe transmitir al hijo la sensación de seguridad. De que el mundo es un lugar seguro en el que todo sale bien.
Yo creo que no lo aprendí de niña, pero lo estoy aprendiendo de grande. Después de volver de Paris veo todo con más calma porque me puse en paz con un pedazo de mi vida que fue muy muy intenso.

En esta visita a Paris no cargué maletas en el metro, no tuve desilusión amorosa, comí todas las chouquettes que se me antojaron. Me di besos. Dormí profundo y mi ùnico afàn fue alcanzar a ver a todos los que querìa ver y que no se olvidaron de mí. Me fui al aeropuerto en taxi, compré souvenirs, comí corazones de alcachofa. Encontré al fin las calcomanías para pegar en las paredes de mi casa. Tomé fotos de la Rue Dupont de L'Eure y fui otra vez al Père Lachaise.
Es verdad que la vida lo vuelve a llevara uno a los lugares que uno guarda en el corazón.

Trato de conservar esa calma.
Aunque no es fàcil. Pero cómo serà que tengo ganas de levantarme muy temprano, usar el cd de yoga para dummies, hacer el café con calma y peinarme con calma.Tender la cama con calma. Trabajar con calma.
Despertarme tranquila. Acostarme tranquila y dormir tranquila. Consentirme.Sanarme heriditas que todavía tengo. Hacer lo que quiero hacer y lo que no quiero hacer, no hacerlo.
Ir màs despacio, sin tanto impulso. Dejar el corazón descansar. Y comprar mermelada de frambuesa de la que venden en carrefour.

1 comentario:

COPO dijo...

Hace mucho no entraba a tu blog y me encanta la aventura parisina y el resultado. También me encanta la mermelada de frambuesa de carrefour.